Franco Brzovic

La tecnología y las generaciones

Franco Brzovic Abogado Brzovic & Cia.

Por: Franco Brzovic | Publicado: Miércoles 9 de agosto de 2017 a las 04:00 hrs.
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Que los tiempos han cambiado, particularmente la tecnología de las comunicaciones, es algo que no se discute. Sin embargo, nadie ha sido capaz de dimensionar sus efectos.

El desafío inmediato se ha orientado a cómo enfrentar esta nueva realidad en que, salvo algunas limitaciones, debe asumirse que todas las personas, sin diferencia alguna, tienen la opción de obtener la información que deseen, en forma instantánea. Pueden a su vez trasmitirla a su antojo y en esta tercera generación tecnológica, las máquinas que se entienden con máquinas han aumentado exponencialmente las opciones. Incluso el aislamiento o las barreras del idioma han sido superadas por celulares u otros aparatos con traducción inmediata, en cualquier idioma, tanto escrito como oral. La Torre de Babel tiene sus días contados.

Para llegar a esto y proyectar más tecnología en el futuro, el actor principal ha sido el ser humano que piensa, y se apoya en un cerebro con más de 85 mil millones de neuronas provocando un número gigantesco de conexiones. El pensamiento es casi infinito, y se mantiene en cada ser, esto es “no ha trascendido” fuera de la mente mientras no se comunique. Cuando esto ocurre a través del lenguaje, cualquiera sea éste, quienes lo reciben deben codificarlo, esto es traducirlo para ser entendido, lo que en definitiva es un arduo e indispensable ejercicio.

La forma de expresar ideas en las redes, principalmente a través del anonimato, que siempre se vio como verdad, ha cedido a la llamada posverdad, esto es información que, al decir de un autor, se ha nublado o perdido su naturaleza. La información que se entrega se ha visto afectada por la desconfianza de los usuarios al extremo que se están desarrollando programas para descubrirla, la verdad, y por qué no decir, anticiparla. Los sistemas algorítmicos en fórmulas y operaciones matemáticas serán una ayuda encaminada no solo a predecir conductas sino a advertir lo falso, equivocado, o simplemente mentiroso.

Verdaderas, falsas, torcidas o interesadas, provienen en último término de seres humanos o máquinas programadas, pero a fin de cuentas, generadas por nosotros. Es ahí donde se presenta uno de los problemas más difíciles de resolver y es lo que Einstein decía: “creer es más fácil que pensar, por eso hay tantos creyentes”.

Esto debe ser la primera advertencia para los comunicadores: la mayoría estamos en la creencia más que en el trabajo de pensar, razón por la cual el lenguaje adquiere preponderancia pues llega masivamente y en forma instantánea, muchas veces distorsionado por la falsedad, el error y simplemente somos incapaces de dar tiempo para pensar. En definitiva, el mensaje pierde su eficacia si no sigue ciertas reglas de conducta que hagan accesible y creíble la información para su receptor.

Esta nueva escena obliga a desarrollar un perfil más activo del usuario, así como una estructura de comunicadores con mejores características profesionales.

La tecnología es conocida y los comunicadores pueden hacerla llegar a millones de personas. Sin embargo, la elección de lo que cada usuario necesita materialmente y de cómo usar e interpretar la aplicación es vital teniendo presente que más de la mitad de la población del mundo es mayor a 27 años, esto es nació sin la tecnología. Los “xennials”, generación entre los 34 y 40 años, cuyo nombre es una mezcla de generación X con millennials, creció sin internet, pero tuvieron la capacidad de adaptarse más fácilmente. Los millennials más avanzados la adoptaron con facilidad. Pero los mayores, que representan ya un tercio del mundo, deben integrarse pues son y serán los más necesitados de dicha tecnología.

Éste será el verdadero desafío, ya que no solo hay que acompañarlos en el uso técnico e idioma sino facilitarles las herramientas de la entretención más allá de la actitud pasiva ante un televisor. Deberán ser capaces de resolver desde sus problemas domésticos más simples a los más complejos, de compras hasta diagnósticos básicos médicos, de la entretención a la creación, de desplazarse tecnológicamente y no físicamente cuando las limitaciones son severas.

Desafiante tarea para emprendedores.

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